Corría el verano del 86 y mi madre no aguantaba mas mi tremenda obsesión por poner una y otra vez el repertorio de “las momias de güete” e imitar delante del televisor cada uno de los movimientos del por aquel entonces desconocido “Love de cai”. Mi padre, (único culpable de esta locura mía), tenía empleado en la empresa a Fernando, un gaditano al que le hacía mucha gracia ver al niño recitar de memoria la parodia del cuarteto de rota, y este lo convenció para que, con los niños del barrio, formase una agrupación para el carnaval 87. Mi padre no se lo pensó y lo propuso en la asociación de vecinos de la barriada, donde la idea agradó a todos. A los pocos días, en el mismo cuarto que seguimos utilizando hoy día, nos reunimos un puñado de niños para hacer una selección. Obviamente mi padre fue incapaz de decirle a ninguno que no valía, así que todos fuimos seleccionados, citándonos unos meses mas tarde para empezar con los ensayos. También trabajaba en Ceuta Pepe “el gafas”, que era componente de chirigotas como “los pollito de mi compare” o “las abejas de ruinasa”, de Juan Rivero Torrejón, y este se comprometió para que el propio Juan nos hiciera la letra, y él echaría una manilla en la dirección del grupo. Recuerdo el día que mi padre trajo el pasodoble de medida. Juan Rivero lo había grabado en la cinta de casete original del himno del Cádiz cf., previo sellado del seguro que traían aquellas cintas en la parte de abajo, con una bolita de papel metida en cada uno de los huecos. Poco a poco fuimos metiendo letras, músicas, fuimos conociendo la diferencia entre un pasodoble y un cuplé, aprendimos que el pito de carnaval no suena soplando, y lo más importante, se nos fue colando un gusanillo en lo más hondo de nuestros diminutos cuerpos que a muchos de nosotros aun nos cosquillea en el interior. A mi padre le costaba la misma vida poner orden entre aquella trupe de niños y niñas. Como era de esperar de los casi 20 niños que aparecieron el primer día solo nos quedamos 13 entre los que se encontraban Isa, hermana de Ramoncito Silva y mujer de Paco Porrúo, (actual componente de mi chirigota), Marco “el gordo”, que salió durante muchos años con las chirigotas de Pepe Pozo, o Piña, bombo de grandes comparsas como “Noches de Grecia”.
Nos presentamos con el nombre de “Los diminutos” y representábamos aquella famosa serie de dibujos animados que todos los niños de la época seguíamos. Ese fue el primer año que el concurso de carnaval se celebraba en el cuartel de Revellín y el patio de butacas se encontraba lleno hasta la bandera. Fue la primera vez que me subía a un escenario y la primera vez que ganábamos un primer premio, por delante de una chirigota algecireña de la que no recuerdo el nombre. No recuerdo absolutamente nada de los instantes previos a la actuación, pero supongo que no serian muy diferentes a los de ahora, ni recuerdo que tal salió la actuación, ni como celebramos la victoria, pero si recuerdo el final del primer pasodoble de aquella agrupación infantil de Pepe Romero: “Si yo faltara alguna vez, es culpa del bailecito que esta matando mis pies”.
2 comentarios:
hola josemi no se si te acordaras de mi acabo de ver tu blog y me he quedado con unas ganas enormes de saber del barrio, pues veras, te dire quien he sido,me ha recordado mucho mi infancia que de verdad hecho de menos, pues yo he sido flecha, pinocho,caballito de mar ,preso,perrito jejejeje increible ehhhh!!!me gustaria saber de todos,dime como podriamos hacer para contactar me gustaria bastante,recuerdos!! un abrazo.
illo!!...Jose Antonio Lopez Antequera...era asi? jajjaaja. Me cago en la puta tio, que de tiempo sin saber de ti macho!! si tienes facebook buscame y hablamos, si no, en mi mesenger: josemi-romero@hotmail.com. killo, que me alegra un monton saber de ti. Vaya sorpresa!!
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