Hubo espantada aquel año…el tercer premio del año anterior hizo que algunos de los componentes buscaran otro lugar donde poder llevarse ese primer puesto que nos negaron con Los clones. Pandorino lo dijo claro, se iba con su padre. Chaqueta no fue tan claro. Dio la cara, eso si, y dijo que quería probar en comparsa. El fallo lo tuvo cuando a los pocos días lo llame para comentarle la idea que teníamos para ese carnaval 2009, que no era otra que sacar una comparsa. Me citó en su casa para cenar y hablar del tema y allí me dio su palabra de que el lunes llamaría a Pepe Baglietto para decirle que seguiría con nosotros. Pero no fue así. Me sentí engañado. Javi Pajares también ocultó sus intenciones delante de todo el grupo diciéndonos que seguiría, pero ya llevaba algún tiempo ensayando con la comparsa de ramón y pepe. Luego con cualquier escusa nos dio largas. En el lugar de estos entraron varios ex del mixto: Tato, Rafa el segunda, mancilla, y Paco Porrúo. El grupo estaba ilusionado con el proyecto, la idea de salir dos veces al escenario, de disfrutar doblemente y de probar dos modalidades en una era muy llamativa.
Pino y yo teníamos muchas ganas de pasarnos a comparsa y el grupo también estaba preparado para ello, pero el mal sabor de boca del año anterior nos hacia dudar a la hora de hacer el cambio de modalidad totalmente, por lo que en una pinchitada que hicimos en ese verano, un poco pasados de copas, nos lanzamos a la aventura de sacar las dos agrupaciones.
Empezamos a llevar cositas…como siempre las ideas estaban muy claras y tanto en una como en otra éramos conscientes de que lo que pretendíamos era un arma de doble filo. Pero era lo que queríamos hacer, una chirigota sin tópicos en el repertorio, con una idea original, diferente a lo que siempre se hace aquí. Y una comparsa muy “achirigotá”, alegre, simpática, sin estridencias, fresca. Una chiriparsa, como nosotros la denominábamos. Con lo que no contábamos era con las nuevas rivalidades que podíamos encontrarnos. SI ya teníamos “enemigos” en chirigota ahora también las comparsas nos veían como un rival a batir. Incluso alguna se lo tomó demasiado en serio. Yo Tenia la ilusión de volver a sentir esos nervios del que empieza, y esta era una forma de empezar de nuevo. Pero me jodieron el invento. Como ya he comentado en otra entrada la rivalidad es muy mala, y pronto empezaron a buscarnos la boca, a intentar desestabilizar al grupo, a criticarnos, a volvernos la cara. Odonell no es un monasterio de monjes, aquí no ponemos la otra mejilla, todo lo contrario, si nos muerden mordemos, y empezaban a mordernos, por lo que se fue enrareciendo el ambiente. Tanto es así, que por primera vez en veintitantos años de carnaval me sentí solo. Desde antes de que se abrieran las cortinas ya estaba frio el teatro, no nos dieron la oportunidad de escucharnos y después sacar conclusiones. Desde el primer momento no contábamos. Obviamente, esa frialdad nos hundió. De nada valió un repertorio currado, documentado y bueno, muy bueno y un tipo que era la hostia. Parecían predispuestos a que eso no gustara. Y no gustó. Punto, no hay mas. Luego con la comparsa no salió el repertorio como debía, no estuvimos cómodos y eso te pasa factura. Al final tercer premio en chirigota…y gracias. La calle bien, como siempre. Ahí siempre estamos, pero este año con la enfermedad de nuestro artesano y padre del director, Paco Pino, no la disfrutamos como siempre.
Tocaba retirada. Era el momento de parar, pensar si andábamos por el buen camino o por el camino equivocado. Plantearnos si merecía la pena ir a un concurso para seguir peleando, seguir perdiendo amigos, para entrar en guerras que no van a ningún lado. También nosotros tenemos nuestra parte de culpa, por su puesto. En todos lados hay ángeles y demonios, pero estaba claro que la absurda guerra en la que nos habíamos visto envuelto, la habíamos perdido.
Y ahora para finalizar esta pequeña recuperación de la memoria carnavalera de odonell, que tan pesada se me ha hecho escribir, terminare con algo de la chiriparsa:
Pino y yo teníamos muchas ganas de pasarnos a comparsa y el grupo también estaba preparado para ello, pero el mal sabor de boca del año anterior nos hacia dudar a la hora de hacer el cambio de modalidad totalmente, por lo que en una pinchitada que hicimos en ese verano, un poco pasados de copas, nos lanzamos a la aventura de sacar las dos agrupaciones.
Empezamos a llevar cositas…como siempre las ideas estaban muy claras y tanto en una como en otra éramos conscientes de que lo que pretendíamos era un arma de doble filo. Pero era lo que queríamos hacer, una chirigota sin tópicos en el repertorio, con una idea original, diferente a lo que siempre se hace aquí. Y una comparsa muy “achirigotá”, alegre, simpática, sin estridencias, fresca. Una chiriparsa, como nosotros la denominábamos. Con lo que no contábamos era con las nuevas rivalidades que podíamos encontrarnos. SI ya teníamos “enemigos” en chirigota ahora también las comparsas nos veían como un rival a batir. Incluso alguna se lo tomó demasiado en serio. Yo Tenia la ilusión de volver a sentir esos nervios del que empieza, y esta era una forma de empezar de nuevo. Pero me jodieron el invento. Como ya he comentado en otra entrada la rivalidad es muy mala, y pronto empezaron a buscarnos la boca, a intentar desestabilizar al grupo, a criticarnos, a volvernos la cara. Odonell no es un monasterio de monjes, aquí no ponemos la otra mejilla, todo lo contrario, si nos muerden mordemos, y empezaban a mordernos, por lo que se fue enrareciendo el ambiente. Tanto es así, que por primera vez en veintitantos años de carnaval me sentí solo. Desde antes de que se abrieran las cortinas ya estaba frio el teatro, no nos dieron la oportunidad de escucharnos y después sacar conclusiones. Desde el primer momento no contábamos. Obviamente, esa frialdad nos hundió. De nada valió un repertorio currado, documentado y bueno, muy bueno y un tipo que era la hostia. Parecían predispuestos a que eso no gustara. Y no gustó. Punto, no hay mas. Luego con la comparsa no salió el repertorio como debía, no estuvimos cómodos y eso te pasa factura. Al final tercer premio en chirigota…y gracias. La calle bien, como siempre. Ahí siempre estamos, pero este año con la enfermedad de nuestro artesano y padre del director, Paco Pino, no la disfrutamos como siempre.
Tocaba retirada. Era el momento de parar, pensar si andábamos por el buen camino o por el camino equivocado. Plantearnos si merecía la pena ir a un concurso para seguir peleando, seguir perdiendo amigos, para entrar en guerras que no van a ningún lado. También nosotros tenemos nuestra parte de culpa, por su puesto. En todos lados hay ángeles y demonios, pero estaba claro que la absurda guerra en la que nos habíamos visto envuelto, la habíamos perdido.
Y ahora para finalizar esta pequeña recuperación de la memoria carnavalera de odonell, que tan pesada se me ha hecho escribir, terminare con algo de la chiriparsa:
“Así se escribe mi historia,
con retales de recuerdos.
Inventos sin mucha gloria,
pero cargados de sueños.
Y ahora me invento un final
pa poderme marchar como siempre lo hiciera.
Mi cuento no acaba aquí…
Paginas en blanco quedan.”