miércoles, 22 de julio de 2009

Los discipulos y la gran comilona

Verano del año 2002. Casa de Nini. Sentados sobre la cama estábamos Pino y yo, en el suelo, manipulando un viejo radio casete, Nini. En ella sonaba la actuación en Algeciras de “las monjitas” grabada de alguna emisora de aquella localidad:

- Como suena, ¿eh? -Dijo Paco Pino emocionado.-
- Joé, parece que estuviéramos oyendo alguna semifinal del falla. ¡Que guay! -Añadió Nini.-
- ¡Coño!, vamos a inscribirnos el año que viene…-les animé-
- ¿¡A dondeeeeee!?-preguntaron al unísono sorprendidos-
- ¿Dónde va a ser? ¡en Cádiz, cojones!

Se miraron pensativos, y solo sonrieron. Ya estaba decidido.
En aquella época no estaba pasando por mi mejor momento. Mi vida estaba cubierta de blanco. Un blanco impoluto, como la misma nieve, que me hacía olvidar, al menos momentáneamente la falta de mi padre. También que durmiera poco, que pasara noches de diversión extrema y sobre todo que me revelara contra el mundo entero, cosa que sirvió para que hiciera, según me dicen algunos, los mejores pasodobles que haya echo nunca. Otros dicen que fueron una paranoia mental increíble. El caso es que de algunos de ellos me siento muy orgulloso, y aunque la sensación de escribirlos en una nube imaginaria era realmente flipante, no creo que vuelva a repetirlo.
Además de Ale, Pino, Chaqueta, Nini, Antúnez, Oscar y Javi que seguían del año anterior subieron de “la cantera”: Pandorino, Dani, y Bebeto, aceptando el reto de subirse a las tablas del Falla en ese carnaval 2003, así como Fernando Serrano, al que le pedí que aquel año volviera con nosotros
Pino y yo trabajamos más que nunca para tal fin y le exigimos al resto del grupo la misma dedicación, lo que me supuso algún que otro problema con Ale, incapaz de asumir tanta responsabilidad. La puntualidad, la seriedad en los ensayos, las horas extras…le agobiaban, pero la amistad que nos une y la fidelidad que siempre ha demostrado hacia esta agrupación, hizo que se sometiera a nuestra “tortura”. Fernando, sin embargo, se marchó a las pocas semanas.
Pasaron los meses. En el sorteo nos tocó cantar el día 12 de febrero junto a “Los Americanos” de Juan Carlos Aragón y “Los pringaos” del sheriff. Todo estaba preparado, El repertorio estaba metido, el tipo le faltaba poco, las pelucas que nos la hizo nuestro amigo gaditano Miguel del Real estaban listas…ya solo quedaba esperar. Pasamos los días previos escuchando canal sur radio y descartando agrupaciones que podían quedar por detrás de nosotros así mas o menos nos íbamos haciendo una idea de cual sería nuestra clasificación. -Por lo menos diez están por detrás de nosotros - asegurábamos. Y llegó el día, con unas ganas enormes, con la ilusión de sacarnos la espinita que teníamos clavada desde el año 96, con los nervios a flor de piel. A pasacalles, como debe ser, llegamos al teatro Falla de Cádiz, subimos al escenario, Miguel Ángel Fuertes abrió cortinas. Se repetían las secuencias vividas años atrás, pero esta vez estaba convencido de que sería diferente. Presentación, bien. Pasodobles, bien…. ¡qué nervios! Y Cuplés…ya la hemos “cagao”. No nos perdonaron el tropiezo y pronto volvimos a vivir en nuestras carnes lo cruel que puede ser la afición gaditana. – Por lo menos diez están por detrás de nosotros- eso pensábamos. Al final antepenúltimos. En Ceuta la gente volvió a estar de nuestro lado, mostrándonos su apoyo allá donde íbamos, pero de nuevo no hubo suerte en el concurso. Volvimos al concurso de Algeciras, buscando el buen recibimiento del año anterior, pero nos encontramos con poco más de veinticinco personas y a la tía de Nini en el teatro, desgañitándose la pobre mujer para darnos un poquito de ánimo. Aquí quedaba la calle y de esta nos apoderamos desde el primer día. La barra de los bares eran nuestras, así como los servicios. Recuerdo una actuación en San Antonio donde nos ofrecieron 30000 pesetas o barra libre, elegimos la barra libre y acabamos con ella. A Ale le prohibimos que subiera a cantar, dado el estado en el que se encontraba, pero se negó. Subió al escenario y lo bordó, la lió como nadie y la gente le pedía más. Se convirtió en la estrella y comprendí que rinde más de esa forma, desde entonces no hemos vuelto a decirle nada cuando bebe.
De todo de aprende, sobre todo de los palos y esta chirigota, en palos, es campeona. Y aunque pronto cambiarían las cosas, los palos seguirían golpeándonos con saña. Pero ¿que le vamos a hacer?, esto es O´donell amigos, y aquí se aprende así.

domingo, 19 de julio de 2009

Las mas-turbadas del convento de San Prepucio de "asín"



Fueron difíciles los comienzos. Mi padre fue trasladado a Cádiz ese verano para seguir el tratamiento a su enfermedad, por lo que yo tuve que desplazarme hasta allí durante varios meses. Mantenía contacto casi a diario con los componentes del grupo y le cantaba por teléfono lo que iba sacando en mis ratos libres y ellos me iban contando las novedades que iban surgiendo durante el verano. No llevábamos ni quince días de ensayo y tuve que darles la fatídica noticia: mi padre había fallecido. Fue un palo difícil de superar, pero ahí estaban ellos, para apoyarme y para darme todo el aliento y el cariño necesario para afrontarlo. Con que a la semana de tan triste perdida, echando en falta al maestro, pero sintiéndolo presente en cada momento, la chirigota reanudó los ensayos.
El tipo elegido fue de monjas, pero no podía ser una monja, así, sin más, por lo que decidimos que podían estar en un avanzado estado de gestación. Aunque no fue bien recibido el tipo entre algunos personajes del sector más conservador de la ciudad, la verdad es que a nosotros nos resultó muy simpático y a la gente de la calle y a los carnavaleros en general le agradó bastante.
En lo que se refiere al concurso, pues más de lo mismo que el año anterior…gustó mucho en los ensayos generales, la gente estuvo con nosotros, pero volvimos a comernos un mojón de gran tamaño. Me quedo con la reacción de todo el público Ceutí al finalizar el pasodoble que le escribí a mi padre. Seguidores o no de la chirigota, todo el publico asistente al teatro, puesto en pie, con una sonora ovación que levantaba el vello de cualquiera.
Siguiendo con la costumbre de concursar fuera de la ciudad nos inscribimos en el concurso de Algeciras. Como siempre con la única intención de pasarlo bien al otro lado del estrecho, nos presentamos en el teatro Florida, que registraba una entrada más que aceptable al ser una de las noches fuertes del certamen. Conforme íbamos cantando el repertorio nos iba sorprendiendo la reacción de la gente. La afición “especial” se volcó con la chirigota y nosotros se lo agradecimos dándolo todo sobre las tablas. Al salir nos felicitaban y nos citaban para el día de la final ya que en muchas quinielas nos metían dentro. Nos dejaron fuera finalmente, pero aquella actuación dejó un muy buen sabor de boca.
Al no encontrar un lugar donde tomar algo, algunos decidieron irse a echar unas manitas en un bingo cercano y otros a pasar la noche en buena compañía. Cogimos una habitación en una pensión de la zona para dejar las cosas y demás y al final compartimos la habitación para dormir la borrachera antes de coger el barco de vuelta a casa.
También ese mismo año sacamos una chirigota juvenil “La cantera” una agrupación de la que también nos sentimos muy orgullosos. Trabajamos duro con ellos, pero ya empezaron las puñeteras zancadillas y el poco interés que parece que tienen en esta tierra para que salga savia nueva. En festejos se negaron a crear un concurso juvenil, alegando que para una sola que se presenta no merecía la pena, por lo que estos niños tuvieron que medirse en el concurso a las agrupaciones adultas. Años mas tarde salía el cuarteto de Javi Tellez único en la modalidad y se creó un concurso para un solo cuarteto, cosa de la que me alegro , por supuesto, pero con estos niños no lo hicieron. ¿Se cargaron el último intento de levantar la cantera carnavalesca en la ciudad? definitivamente sí.

lunes, 6 de julio de 2009

De la Galia con sandalias.


Aun me quedan nueve años por contar y ya se me hace pesado escribir estas historias, imagino que a ustedes también os aburre leerlo, pero lo que se empieza hay que terminarlo.
De nuevo mi amigo Juan nos dio el nombre para ese año, y el tipo fue de los personajes de Asterix y Obelix, muy conseguido por cierto. Esta chirigota siempre se ha caracterizado entre otras cosas por cuidar muchísimo el tipo, algo que no es difícil si se cuenta con gente como Pino y su padre, un verdadero artista en la realización de complementos para el disfraz. Para mi gusto no fue una mala chirigota, al contrario, dentro de nuestras posibilidades, trabajamos mucho la afinación, Paquito vino para ayudar a Pino con la segunda, voz que no habíamos metido nunca e incorporamos a Nono, un buen guitarra que venía de la chirigota del Babi. Aunque este mal decirlo, el pasodoble me salió precioso, al menos eso pienso yo. Comencé a encontrar mi sitio como autor, y aunque escribía cosas que ahora no escribiría jamás, si empezaba a descubrir y definir el estilo que quería hacer, a reconocer mis limitaciones también y como quien no quiere la cosa, también Pino descubrió el valor de su pluma. Coincidíamos en gustos, en maneras, el aportaba lo que a mi me faltaba, y los dos nos fundimos en la autoría como si fuéramos uno. El Chaqueta se volvió a ir, esta vez con la chirigota de Javi Téllez, donde duró menos que un phosquito pa’ catorce, pero el indio, que un año antes “inventó una voz finita”, cargó con la responsabilidad de hacer el alto y sin duda, lo bordó. En los ensayos generales fue gustando la agrupación, por lo que recibíamos innumerables “palmaditas” en la espalda, gente que nos regalaba el oído, cosa que agradecíamos ya que nos hacía sentirnos valorados y ¿porque negarlo?, engordaba nuestro ego, para luego, por la espalda, rajar de lo lindo. Pero bueno, eso es algo “normal” en este carnaval nuestro. Aunque empezábamos a hacer las cosas bien, aun nos veían como un rival menor. La actuación salió bien en el concurso, como estaba ensayado, pero nos dejaron fuera, quedó tercera una simpática chirigota de Algeciras. Por suerte, la chirigota descubrió donde esta la esencia, el verdadero carnaval y el verdadero premio en la fiesta: la calle. La chirigota se iba volviendo golfa por años, borracha, callejera y aunque el afán de superación, la motivación al competir te la da el concurso, disfrutábamos en la calle como nadie. A mi padre le diagnosticaron un cáncer, por lo que aquel año apareció poco por el local de ensayo y fue además el primer año en el que Pepe Romero no estuvo en bambalinas junto a nosotros. Notamos su falta, sus nervios, sus palabras de aliento, pero quiso estar con nosotros en el viaje que hicimos para concursar en el carnaval de Torremolinos. Se sentía nuestro protector, era el padre de todos y no permitió que sus ‘niños’ viajaran solos hasta allí. En aquel concurso competimos con importantes chirigotas de la provincia de Cádiz, como ‘los mentirosos’ de nuestro amigo Juan Rivero, a quien tuvimos la oportunidad de volver a saludar y compartir un rato de charla donde mostró su sorpresa por la evolución de nuestra agrupación en la que tanto había contribuido a hacerla crecer; ‘los puros habanos’ de Mario Rodríguez Parra, o la chirigota linense ‘chiringo.com’. En aquel concurso vimos lo que es una organización en condiciones. Desde el momento en que llegamos, nos acompañó un representante de la concejalía de fiestas, en el camerino nos sorprendieron con todo tipo de refrescos y sándwiches…resumiendo, que no nos faltó de nada, el trato fue exquisito y flipamos en Torremolinos. La actuación no fue la mejor del mundo, pero tampoco fue un churro, el auditorio estaba medio vacio (o medio lleno, según como se mire), pero nosotros conseguimos el objetivo: pasarlo del carajo y pegarnos un viajecito juntos.